Diablos Danzantes de Yare

Diablos Danzantes de Yare

En San Francisco de Yare, uno de los pueblos de origen colonial, mejor conservados en los alrededores de Caracas, se celebra el día de Corpus Christi, la fiesta de los Diablos Danzantes de Yare. La celebración se inicia el día anterior al Jueves de Corpus Christi, al mediodía, los promeseros que van a danzar y a manera de práctica, sin lucir el traje satánico, danzan por algunas calles del pueblo; en la noche se dirigen al sitio denominado El Calvario para tomar parte de la celebración del Velorio del Santísimo Sacramento. Esta fiesta también se conoce con el nombre de "Velorio de los Diablos Danzantes". 

La celebración de dos velorios simultáneos es un elemento diferenciador de la manifestación en esta región. El día Jueves a tempranas horas de la mañana el sonido de un tambor convoca a los promeseros y salen unas figuras diabólicas que convergen en la Posada del Diablo. Se dirigen al cementerio para visitar las tumbas de algunos diablos fallecidos, hecho de reciente incorporación en el desarrollo de la festividad. Luego se congregan en la puerta de la Iglesia para escuchar la misa.

Al culminar la ceremonia religiosa tiene lugar el acto de juramentación de los nuevos danzantes en presencia del Primer Capataz, la Capataza y el Sacerdote. El Arreador ordena a los promeseros que se dirijan bailando y en forma individual hacia el Sacerdote, quien pregunta las razones del ofrecimiento y tiempo de duración de la promesa. Lo más emocionante de la jornada es ver a los Diablos danzar al son del repique de la caja, un tambor típico. Los bailadores recorren la ciudad y son llamados a ejecutar sus frenéticas danzas por las calles del pueblo para luego arrodillarse al unísono frente a la iglesia, permaneciendo postrados en señal de respeto al Santísimo mientras el sacerdote los bendice.

La música y el baile continúan mientras los Diablos quienes pagan una promesa religiosa al convertirse en demonios de rojas vestiduras y coloridas máscaras visitan las casas de algunos Diablos difuntos. La celebración termina cuando al final de la tarde suenan las campanas de la iglesia y la hermandad se dispersa hasta el próximo año, cuando volverán a representar este rito donde el bien debe prevalecer sobre el mal.

Declaración de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad: Los Diablos danzantes de Corpus Christi de Yare ingresaron, junto con otras 11 cofradías del país, a la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad que aprueba la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y la Cultura (Unesco), en París, el 6 de diciembre del año 2012.

Los Diablos Danzantes, son una de las expresiones del patrimonio oral venezolano que por su riqueza, significación y tradición refleja fielmente la identidad y diversidad cultural de nuestro país. Existen muchas versiones sobre la fecha en que comenzó esta tradición, algunos historiadores señalan que fue en 1747 cundo danzan por primera vez los Diablos de Yare y otros coinciden en que son una reminiscencia de costumbres españolas nacidas en la época medieval. Sin lugar a dudas es una fiesta representada por un Corpus Christi teñido de raíces medievales. La tradición, heredada por los católicos proviene de Bélgica, donde se hace por vez primera en el 1216. Pasa a Barcelona, España, en 1328 y llega a América en 1633 a países como Venezuela, Cuba y Panamá. Trajo consigo una carga de elementos y figuras cuyas raíces remiten a épocas anteriores al cristianismo, pero útiles para recordar al pueblo de cómo el mal y los pecados habían sido vencidos por la cruz. Cortejos de gigantes, tarascas y diablitos huían en apariencia del Santísimo Sacramento de la Eucaristía.

A dragones serpenteados que simbolizaban el vencimiento del mal se le unían en la procesión órdenes militares, representantes de instituciones civiles y las cofradías de diferentes gremios con sus estandartes que los identificaba. Las calles se vestían de lujo para dejar pasar el cortejo y en las esquinas se erigían altares para que la custodia reposara. En la Provincia de Venezuela debió pasar tiempo para que la fiesta tomara el esplendor que merecía; era el tiempo necesario para que los vecinos acumularan suficiente dinero y todo pudiera hacerse como era costumbre en España. Comedias o pasos de figuras mudas eran representadas, en 1619, para el regocijo de los vecinos, junto a danzas de muchachas mulatas e indias de repartimiento

La participación femenina con sus danzas se mantuvo hasta que en 1687, el Obispo Diego de Baños Sotomayor prohibió su presencia en las "Constituciones Sinodales del Obispado de Venezuela." Curas doctrineros y párrocos se esmeraron en crear Cofradías del Santísimo Sacramento en sus respectivos pueblos y parroquias para agrupar almas devotas, mientras recurrían al Rey, para pedir licencia a su Señoría Ilustrísima el Obispo para que sus devotos suplicantes pudieran congregarse y vestir la túnica de color encarnado con su cuellecillo blanco, vulgarmente llamada OPA, y medalla a semejanza de la que usaban las cofradías de la capital.

Nuestros diablos danzantes mantienen hoy en día esta fe y costumbre de asociarse en cofradías o hermandades, con sus reglamentos propios, sus creencias, sus ritos y su música, con sus trajes coloreados la mayoría de los casos, con sus africanías y sincretismos presentes que no pudieron ser constreñidos por el ordenamiento de las Sinodales. La memoria y la historia acumulada a lo largo de su trabajo esclavo en las plantaciones aflora con lucidez en los Diablos de Chuao, Ocumare y Yare. Otras historias más recientes se reinscriben en los diablos de Turiamo y Naiguatá. En los primeros la territorialidad perdida, en los segundos la proximidad a los procesos urbanizadores.

La música de los Diablos es el ritmo que apoya a la ejecución de la danza. El instrumento principal es la caja, se ejecutan dos toques acompañados de las maracas y los cencerros. El toque corrío es la forma musical que acompaña a los Diablos en su baile, se caracteriza por un toque que se ejecuta al compás de cuatro tiempos donde el cajero desarrolla diversas formas rítmicas; generalmente, termina con tres golpes pausados que marcan el pulso.

También hay otro toque, conocido como la bamba, con un compás de cuatro tiempos, el cual tiene carácter reverencial y es tocado por los capataces ante el altar, como muestra de respeto. Con este ritmo los Diablos avanzan, retroceden, hasta ir cruzándose y formar un semicírculo. Posee un tiempo más reposado con una intensidad menor El baile de los Diablos consta de varios pasos, como el de la bamba, que consiste en sostener la máscara caída sobre sus espaldas.

También está el movimiento del Diablo en paso cruzado, la posición de pago de promesa, que radica en estar de rodillas con la máscara caída hacia el frente, el paso de baile corrido, que lleva la máscara sobre la cara, la posición de descanso ante el Santísimo, el baile de promesa y la posición de descanso en la calle.

Casa de Los Diablos Danzantes de Yare: Sede de la cofradía de los Diablos. En el patio interior se encuentra un gigantesco mural alusivo a Los Diablos Danzantes de Yare elaborado por el artista plástico yarense Reyes. Numerosas máscaras de distintas épocas y de Diablos Danzantes de otras partes del país, se exhiben en las paredes de la casa, así como afiches y recuerdos.

Dirección: San Francisco de Yare. Calle Ribas, Nº 3.


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