Mitos y Leyendas del Estado Táchira Venezuela

 

Mitos y Leyendas del Estado Táchira Venezuela

Mitos y Leyendas del Estado Táchira Venezuela

La Lombarda, relato popular: Se trata de una historia que alude a una familia muy humilde que vivía en Mesa de Aura, Páramo del Zumbador. La familia la integraban los esposos Gómez Mora y sus seis hijos. Entre ellos una joven que se destacaba por su belleza, encanto y sus facetas artísticas. Quienes la oían cantar quedaban impresionados de su voz angelical. Su nombre era Lombarda y por cariño la llamaban Lombardita. Sus padres la cuidaban mucho y al ver que alguien la veía le llamaban la atención. El padre y el hijo menor acostumbraban a cargar en la cintura un cuchillo para cuidar a Lombardita. A pesar de todas las precauciones que tomó la familia, la joven se enamoró y escapaba por las noches a verse con su amante. Cuando su madre la descubrió el joven huyó y Lombardita recibió una paliza de su padre que la esperaba furioso. Lombarda resultó estar embarazada de aquel joven y por lo tanto obligada a confesar el nombre de su amante y a casarse con él cuando éste volviera. Al nacer el niño, resultó la alegría de la familia y lo llamaban Lombardito.

Leyendas asociadas a espantos: Dentro de la comunidad de Macanillo hay muchas creencias asociadas a seres del más allá cuyo objetivo es espantar a los habitantes sobre todo en horas de las noches. Varias de estas creencias están tan arraigadas en la mayoría de los habitantes, que muchos consideran peligroso andar de noche por temor a ser asustados por estos espantos o espíritus. Entre estas creencias encontramos a la leyenda de La Llorona, la cual se trata de un espanto de género femenino que vaga por las calles del pueblo llorando por la muerte de su hijo. Entre otras leyendas también podemos nombrar a El diablo, El chiflaperros (espíritu de hombre que se le pasa silbando por las calles), El pescador y La gritona, quien es un espanto que canta en las noches oscuras.

Creencia en torno al canto de los gallos: Los gallos cantan, generalmente a las 12 de la noche, pero cuando cantan a deshoras, es decir, a las 11 pm o a la 1 o 2 am, es señal de que habrá un temblor, pleitos, heridos, guerra o muerte. Cuando cantan a las 4 de la tarde se considera una señal más grave. Es importante decir, que el desastre que predice el canto del gallo no ocurre necesariamente al día siguiente, puede ser a los tres días o incluso una semana después... y si una gallina canta como un gallo, hay que matarla, para que no siga llamando lo malo.

Leyenda de Anunciación de Ordúz: Dentro del cementerio de San Cristóbal se encuentra la capilla del ánima de Anunciación de Ordúz. La historia cuenta que esta mujer era casada y vivía por la calle 8 de barrio Obrero, en la Quinta Villasmil. Una noche cuando regresaba de trabajar como servicio doméstico, su esposo, en estado de ebriedad se encontraba detrás de una pared con un cuchillo, la tomó del cabello y la golpeó hasta dejarla casi inconciente. Ella gritaba y pedía auxilio, pero ningún vecino se atrevió a salir. El esposo, lleno de celos, sacó el cuchillo y comenzó a apuñalarla, ella logró escapar y corrió hacia un monte en donde finalmente murió. Se cree que el ánima de esta persona ha realizado muchos milagros a personas creyentes en ella.

Creencias sobre los caniculares: Se conoce como caniculares cuando llueve al mismo tiempo y hace un fuerte sol y en la noche un frío tremendo. Se cree que los caniculares enferman las plantas y los animales, porque los parásitos se alborotan en el pasto tierno. Cuando esto pasa, se limpia la maleza para dejar sanitos los potreros.

Leyenda del tesoro perdido: Cuenta Luisa Sánchez que en el solar de su casa había oro enterrado. El mismo estaba protegido por un hombre vestido de blanco, al cual todos conocían como El espanto. Este personaje salía después de las 12 de la noche. Esta leyenda data aproximadamente del año 1910.

Leyenda de Manaure El Cacique: Muchos pobladores de la región han oído hablar del Cacique Manaure. Todos los pueblos alrededor del Parque Nacional El Tamá tienen leyendas sobre su existencia en las montañas. Se cuenta que el cacique Manaure vivió en otras épocas, aunque se dice que está todavía en esas minas que brillan, hacia los lados de Santa Ana. La mujer de Manaure estaba en Colombia, en un cerro que se llama el Cerro de la Vieja. La iconografía de Manaure lo ilustra como un hombre que infunde temor y respeto; en otros relatos aparece como un hombre encantador, del que se dice: "antes iba la gente a mirarlo y sí lo podían ver y hablar con él; a otros les formaba unas tronasones y lluvias; algunos lo encontraban convertido en un pato en una laguna y decían que ese era el hombre". La comunidad del sector Chorro de El Indio afirma que allí mora el cacique Manaure, que él los cuida y que además es un sitio encantado donde se pierde la gente, se ven indígenas, entre otros fenómenos. Cuando Eustoquio Gómez comenzó a construir la carretera de El Corozo se le atravesó Manaure y no lo dejó hacer la carretera, diciéndole: No me haga carretera por ahí, porque por ahí no se la dejo hacer; y tuvo que hacerla por otro lado, porque el cacique tenía minas ahí y había una cruz de oro que sale desde Machirí hasta Santa Ana, va por debajo de San Cristóbal y es de Manaure. De acuerdo al relato del señor Domingo Moreno "cuando estaban abriendo la carretera se crecía el chorro y no los dejaba pasar porque de una vez bajaba otro derrumbe y tapaba la vía. Entonces vinieron unos que sabían que había que pedirle permiso al cacique, quien les dijo: Sí les voy a dar permiso pa' que pasen, pero primero tengo que sacar unos coroticos que tengo ahí. Cuenta un señor que como a los tres días bajó una abundada bastante fuerte y bajaron pailas, barras de oro, canoas, corotos y todas las cosas que tenía Manaure. Después les dijo: Ahora sí, ahora pueden seguir la carretera, y ahí fue que lo pudieron hacer.

Leyenda de la potranca del diablo: Hacia la década de 1930 el pasaje acueducto era un lugar sumamente tranquilo y pocas personas en hora de la noche transitaban por él. Respecto a ese lugar se cuentan historias de personas que en la noche lo transitaban; como es el caso del sonido de cascos de caballo proveniente desde el liceo Simón Bolívar hacia la parte alta de la ciudad para luego perderse en la montaña. Se dice que era un jinete envuelto en una capa oscura que montaba una potranca alazana cuyos cascos no tocaban el piso pero que sin embargo parecía que sus herraduras echaban chispas en el concreto y se iluminaban las calles oscuras. A esta aparición los lugareños la llaman la potranca del diablo.

Leyenda de la gritona: En diferentes localidades del municipio Rafael Urdaneta, sobre todo en la aldea Las Lajas, desde hace muchos años se ha oído la leyenda de la gritona que aparece en las cercanías de la quebrada La Cocoroca. Cuenta la historia que una mujer que vivía en el sector, al quedar embarazada y dar a luz, ahogaba a sus hijos en las aguas de la quebrada. Cuando hizo esto con el cuarto hijo la pena no la dejó vivir y murió ahogada. Desde entonces varias personas por las noches escuchan gritos desgarradores de una mujer que causan miedo y escalofrío. También dicen que cuando la mujer está furiosa provoca crecidas en la quebrada desbocándola de su cauce. Sus principales víctimas han sido los arrieros quienes tenían que atravesar estos caminos a altas horas de la madrugada para llevar sus cargas a los mercados de Delicias, Rubio y San Cristóbal. Los hombres que han tenido la desafortunada experiencia de verla la describen como una mujer alta de larga cabellera negra, su rostro es una calavera que emite fuego por los ojos, sus ropas son negras y desgarradas, a sus pies una jauría de perros negros de ojos rojos la muerden. El propósito de este espanto es matar a las personas que alcanza; quienes se han logrado salvar es gracias a escapularios que ahuyentan a la gritona. Los pobladores saben que si la mujer grita no se le debe contestar, pues de inmediato aparece a buscar a quien lo hace. En el poblado Las Lajas existe otra versión de esta leyenda que refiere la experiencia de un hombre que se levantaba muy temprano a realizar de madrugada queso para vender en el mercado municipal. Una madrugada, por tiempo de cuaresma, cuando iba por el camino real en el sector llamado Pabellón, escuchó unos gritos aterradores, que lo llenaron de espanto. Allí estaba una mujer, con vestidos rasgados, pelo negro y muy largo, y ojos que arrojaban fuego. El hombre huyó despavorido, ante la terrible aparición. Se dice desde entonces que la gritona se aparece por tiempos de cuaresma y Semana santa a viajeros intrépidos que van en búsqueda de dinero, o a vender algo en el mercado, y pasan por esos senderos de Pabellón.

Leyenda del espanto del diablo: Se trata de una leyenda muy difundida en el poblado que reza de la siguiente manera: Se acercaba la hora de la media noche, y Ramón iba por el camino real, acompañado de su esposa y su hija primogénita Rosa. Era uno de esos días muy fríos y nublados en donde apenas se puede ver a medio metro de distancia debido al manto blanco y espeso que forma la niebla. La pequeña Rosa estaba muy cansada, ya que llevaban muchas horas de camino debido a que venían de Herrán, Colombia, donde asistieron a la misa del primer viernes de mes. La esposa de Ramón sintió una actitud extraña de la niña; al cargarla temblaba de manera muy extraña. De repente sintió cómo los perros de las casas vecinas al camino comenzaron a aullar como locos y los gallos cantaban como si sintieran un peligro cercano. !Apure mija!, fueron la palabras de Ramón mientras se persignaba. Al cruzar el camino hacia su casa, tomó a su mujer bruscamente de la mano apartándose del camino y se escondiódetrás de una mata de fique. A los pocos segundos escucharon un ruido como si de la montaña hubiese bajado en una avalancha de piedras, y al momento vieron bajar una gran sombra negra con grandes cachos que se desplazaban a gran velocidad. Luego de ese gran susto quedaron desconcertados, pero no detuvieron el paso hasta llegar a su hogar. La mujer preguntó a su esposo por lo sucedido y él contestó: Dios y la Virgen nos protegieron; eso que vimos es el capataz –el diablo– que baja buscando almas para llevarlas para el otro lado. de la piedra Se cuenta que un 28 de junio, un grupo de trabajadores de Las Lajas, entre ellos Richard Capacho, Natividad Masaroba, Gonzalo Bautista, Dionisio Bautista, Belén Lizcano, Jesús Bautista, José Lizcano, estaban picando piedra para una obra en la comunidad. Hacia las dos de la tarde, cuando estaban picando una laja grande se percataron de que la roca no se abrió, y luego se sorprendieron al ver en ella la imagen de la Virgen. Aunque muchos la veían con claridad otros decían que no la distinguían. Llamaron a más personas de la comunidad para que observaran lo que habían encontrado. Al ser consultado el párroco de la comunidad afirmó que la imagen de la piedra se parecía a la Virgen del Carmen. Más tarde fue llevada a la capilla y poco a poco fue tomando un color brillante. Actualmente se guarda allí con mucha devoción y es considerada la protectora de la de la aldea.

Leyenda de la luz: Cuentan que un fin de semana, unos arrieros se reunieron a tomarse un guarapito, y a contar las anécdotas que encontraban en el camino. Uno de ellos cuyo nombre era Luis le preguntó a otro llamado Ramón cómo era el cuento de la luz, pues Luis pensaba que esa historia era invención de la gente para asustar a quienes les gusta trabajar y salir a cualquier hora con sus mulas cargadas. El interpelado, quitándose el sombrero y rascándose la cabeza, le respondió: Pues usted no cree compadre, pero la luz es un espanto que hay que respetar, yo que usted no le hacía burla y mucho la estaría invocando, mejor bébase un guarapo y cojamos temprano para el rancho. Luis pensó que era broma y cuando se dirigía hacia su casa, observó que su caballo se trancó y por más que le diera con el rejo no caminaba y allí quieto levantaba sus orejas como si escuchara algo. El hombre con asombro y muerto del susto vio pasar cerca de ellos una gran luz, resplandeciente que se desaparecía entre un ramal. Salió corriendo a toda velocidad hasta su casa. Al abrirle la puerta, su mujer se asustó mucho y le dijo Hombre: ¿qué le pasa?,si parece un papel de lo blanco que está. Pero Luis sólo respondía La luz, la luz, la luz. Después de un rato el hombre contó lo sucedido y la mujer lo regañó diciéndole: Eso es para que aprenda a respetar, agradezca que es un buen cristiano y Dios escucha mis oraciones o si no la luz se lo hubiera cargado.

Leyenda de los duendes de Villa Páez: Los nonos o abuelos siempre cuentan a los niños que en Villa Páez suelen salir duendes. Estos son unos personajes de baja estatura y muy pícaros. Hay quienes afirman que eran ángeles, pero por ser desobedientes los echaron del cielo. Dicen que no hay que tenerles miedo porque no son seres malos, sino que sólo se entretienen haciendo picardías como esconder las cosas. Aunque también afirman que esconden a los niños sin bautizar y se los pasan por el cuerpo para recordar cuando estaban con Dios. Este tipo de historias son contadas más para entretener que para intimidar a los más pequeños.

Leyenda del cojito: Se dice que una vez dos niños estaban jugando y entreteniéndose con lo que encontraban. Uno de ellos, Julián, vio un árbol muy alto y retó a su primo Pedro y su hermano Pablo a que se encaramaran. En eso se les hizo tarde y cuando se dieron cuenta ya la noche estaba cayendo. Asustados por la oscuridad aceleraron paso. De pronto, en una parte de la montaña, vieron que subía un ser muy extraño, su cabeza parecía una vejiga de res gigante y de color morado, al hombro cargaba una pata, pegaba brincos y hacia sonidos extraños. Los niños salieron corriendo y su mamá salió a esperarlos al escuchar desde lejos como lloraban y gritaban !mamita, mamita!. Ella los abrazó y les dio un posillo de aguamiel y cuajada para que se abrigaran y les pasará el susto. Ellos describieron con mucho detalle la aparición y la madre los abrazó diciéndoles: !Mijiticos! eso es para que no se entretengan en el camino y hagan caso. Eso que ustedes vieron ese era el cojito que busca niños en las noches, se roba los pañales de los chiquitos y agarra a los grandes y nadie los vuelve a ver, gracias a Dios que cargan sus escapularios benditos, pero deben aprender y venirse para la casa, apenas los suelten de clase.

Leyenda de las luces del páramo del Tamá: Según habitantes de Betania y Villa Páez hay dos luces que se ven a los lejos, en el páramo del Tamá, y llaman la atención porque se cruzan en el aire. Cuentan los pobladores que las han visto desde hace más de ochenta años y cuando pasan cerca de ellas, éstas sacan chispas y toman forma de dos piernas. Cuenta José Avilio Sierra que esas luces son las extremidades de un arriero que fue mutilado para robarle su carga de cacería. Quienes dicen haberlas visto cuentan que no se les quitaban de encima, provocándoles un gran susto.

Ruda, planta medicinal: Planta aromática que crece hasta 150 cm, de tallos fuertes y ramificados y hojas verdes y amarillentas. La ruda es una planta que se cultiva desde hace muchos años en el municipio. Se considera que posee diferentes propiedades aprovechadas por los curanderos de la zona, quienes la emplean en los remedios y recetas que ofrecen a sus enfermos. Combinada con leche ayuda a sanar el mal de estómago. Asimismo, la ruda se utiliza en baños para limpieza de malas energías del cuerpo y para darle sabor al calentao hecho a base de miche.

Creencias en torno a la sábila: La planta de sábila es muy apreciada por sus valores medicinales, por ejemplo para curar heridas. Además se tiene por costumbre colocar una penca de esta planta en el sitio donde se reciben las visitas. Se cree que una planta de sábila amarrada con cinta de color rojo y verde atrae el amor entre los miembros de la familia y la buena suerte. Asimismo se cree que la sábila colgada detrás de la puerta aleja espíritus que rondan las montañas y las malas energías como la envidia, la pereza. También se cree que ahuyenta las brujas y los espantos. Se dice que si la planta crece frondosa y fresca durante años es señal de buena suerte; cuando se marchita, es porque ha absorbido las malas energías.

Leyenda del hachonero: Es un relato que ha permanecido a través del tiempo como una leyenda de la comunidad, causando pavor para el que por la tarde o noche transita estas tierras. Refiere la leyenda que una mujer estaba sola en la finca Miralindo, porque su esposo se había ido para Herrán desde muy temprano en la mañana. Ya era muy tarde cuando oyó llegar el caballo al que reconoció por su relincho. La mujer salió pensando que el patrón había llegado, pero el caballo venía sin jinete, y se preocupó porque su esposo no estaba sobre la bestia. Entró a la casa y llamó a su pequeño hermano Pedro para que lo ayudara a quitarle las riendas y la silla al animal. La luna llena y clara permitía divisar todo el lugar. Cuando estaban cerrando el portillo, resplandeció una luz fuerte como una llama de candela, cerca de una piedra que la llamó la testigo. Asustada, la mujer le dijo a su hermano que corrieran. En ese momento les salió el hachonero, de quien ya habían tenido noticia por comentarios de la gente. Corrieron y corrieron asustados. La mujer se refugió en una casa de barro que estaban construyendo y aún no había sido completada, la cual tenía aún muchos huecos y esperó allí a su hermano mientras recordaba las palabras de su madre que decía que el miedo no entrara donde había techo. Comenzó a rezar asustada, invocando a todos los santos para que la protegieran, pensando en su esposo y su hermano. Cuando se acercó el hachonero su corazón se aceleró y le temblaron las piernas; pensó que iba a entrar pero no pasó. La figura fantasmal era un hueso pelado, alrededor salía candela que daba vueltas y ráfagas, era enorme y flotaba por el aire porque la casa estaba bastante alta del camino y sobrepasaba el lugar. El espanto pasó de largo y la mujer salió corriendo a buscar a su hermano a ver que le había pasado. Cuando más tarde apareció su esposo, arañado por las plantas de moro, él le contó que alguien lo había bajado del caballo apartándolo del camino.

Leyenda del espanto de Mata de Guadua: Cuenta la leyenda que era la hora de la madrugada cuando un arriero llamado Clemente debía atravesar el camino real que conducía a la población de Ragonvalia (Colombia), tomando la vía que baja a Puente Alianza y permite el cruce del río Táchira, los tiempos eran difíciles y el trabajo de arriero producía apenas el sustento del hogar. Iluminó el camino con la pequeña luz que producía su tabaco y empezó su descenso; cuando llegó al sector El Limoncito sintió un escalofrío que le erizó toda la piel, pero trató de ignorar el miedo y arreó su bestia para acelerar el paso. Después de pasar no aguantó las ganas de voltear al sentir una presencia que lo observaba. El tabaco se le cayó del susto al observar una extraña figura que inexplicablemente aumentaba de tamaño y parecía estar cada vez más cerca. Esta vez sin pensarlo dos veces golpeó a su mula con el rejo, bajando el camino con la velocidad del rayo, mientras se metía a la boca un crucifijoque siempre colgaba de su pecho. Después de esa experiencia no volvió a cruzar esos caminos de noche, además de repetirse la inexplicable experiencia con varios arrieros de la zona que desconocían la aparición de un espanto en Mata de Guadua.

Origen milagroso de la imagen del Santo Cristo de La Grita: En 1610, a causa del terremoto que destruyó la ciudad, los frailes franciscanos se trasladaron a un campo llamado Tadea. Entre ellos se encontraba un escultor que se distinguía por su piedad y no por sus dotes artísticas, de nombre fray Francisco. Aterrorizado por el sismo, ofreció al cielo realizar una imagen del crucificado para rendirle culto especial y consagrarle la nueva ciudad. Trazó en un gran tronco de cedro la imagen y pronto se exhibió una figura humana, la cual no tenía las características del Cristo moribundo. Pasaron los días y fray Francisco no lograba interpretar la expresión sublime. Una tarde comenzó a orar y un éxtasis profundo lo embargó y cuando volvió en sí, ya tarde en la noche, escuchó que en la pieza de su trabajo golpeaban los formones y el raedor pasaba por las fibras de la madera. Se acercó y algo como una figura humana envuelta en una ráfaga de luz, salió a través de la puerta, encandilándolo. Le contó a sus hermanos y a los albores del día, fueron todos al lugar donde se encontraba la imagen y la hallaron terminada. Fray Francisco lloró de placer en aquella paz divina, pues en la imagen estaban los rasgos que él había concebido y que en vano le fue posible expresar. Esta es la historia de la sagrada imagen del Santo Cristo de La Grita, valorada por la comunidad como su santo patrono.

Mujeres misteriosas de la plaza Jáuregui: Las personas mayores cuentan que a los trasnochadores enamorados se les aparece una bella mujer, vestida de blanco, que, al ser abordada, comienza a crecer en altura y los persigue. También se ve una mujer joven, bonita, vestida de negro, sentada en los escalones de la puerta de la Iglesia Nuestra Señora de los Ángeles, que aparece en las madrugadas frías. Mientras no sea molestada esta aparición permanece inmóvil pero si le hablan dicen que se transforma en una horrible vieja dientona y malhumorada que ataca a los hombres. El señor Dionisio Contreras, ya difunto, contaba que siendo muy joven posaba donde los Duque y a media noche llegó un joven medio muerto del susto, cayó desmayado en el zaguán y al abrirle la puerta observó la imagen blanca y alta que se le acercaba, tiró la puerta y se puso a rezar para ahuyentarla. Esta leyenda se remonta a principios del siglo XX y actualmente es contada por las personas mayores para que los jóvenes tengan cuidado.

Leyenda de Carmelo Niño y el diablo: Carmelo Niño era un personaje al que se le recuerda como peón de hacienda, cantante, bailarín y apostador. Residente de la comunidad de Veracruz, se le reconoce la composición de muchas coplas y corridos. Según la tradición oral, un día le salió una gran culebra en el barranco del puente La Ratona y el susto fue tan fuerte que cayó privado y lo dieron por muerto. A la media hora del velorio se paró de la urna ya que se encontraba en el estado conocido como catalepsia histérica. Se fue en mula a pagar el milagro a la Virgen de la Chiquinquirá y compuso un corrido. Se dice que cantó con el diablo en San Joaquín en 1887, en una feria del café. Finalmente murió en un pleito entre sanjoaquineros y santaneros por el agua. La leyenda de Carmelo se originó 50 años antes a la 1º edición de Florentino y el diablo de Alberto ArveloTorrealba.

Leyenda de la hija de Manaure: Se dice que era hija de un indio que llegó al poblado después de acabarse la Guerra Federal procedente del estado Falcón, huyendo para que no le arrebataran un tesoro que traía, botín que enterró en el cerro La Mina. Algunos pobladores afirman que ven al indio en la esquina del mercado, mientras que otros aseguran que con el empleo de conocimientos sobrenaturales encantó a su hija en el mismo cerrocon todo el tesoro, para que ella lo cuidara. Se dice que podía controlar elementos de la naturaleza como el rayo y la tempestad, podía ayudar para obtener una buena pesca y buenas cosechas y tornar de color oscuro la montaña cuando estaba molesto, aparte de poder desaparecer o convertirse en cualquier animal. Cuando la gente quiere invocarlo y pedirle ayuda le ofrecen chimó, tabaco y miche, por ser algunos de sus productos preferidos.

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