Mitos y Leyendas del Estado Zulia Venezuela

 

Mitos y Leyendas del Estado Zulia Venezuela

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Influencia de la luna y el viento en la pesca: La luna es uno de los factores que favorecen la pesca, dependiendo de la etapa en que se encuentre, debido a que en sus diferentes etapas varía la intensidad de luz que refleja sobre el agua. La más favorable es la luna nueva, cuando la noche es más oscura. Esta situación causa que los peces no tengan buena visibilidad y vayan directamente a las redes. Por el contrario, durante los 3 o 5 días antes y después de la luna llena y cuarto creciente la pesca se dificulta, ya que la luz de la luna hace posible que los peces huyan y se refugien en la profundidad del agua.

Otro de los elementos que intervienen en la actividad pesquera es el viento, el cual según sus características determina cómo será la pesca. Los pescadores observan su entorno inmediato para poder determinar la pesca del día. Cuando hay mucho viento y el agua está brillante o la ola se rompe en la orilla es porque el viento se va a detener, cuando hay luna nueva y viento se facilita la pesca pues los peces van hacia la orilla.

Cuando el viento es muy intenso la pesca se torna difícil porque las redes se levantan y existe el peligro de que los pescadores caigan al agua. Otro elemento vinculado a la acción del viento es que cuando el sol remonta la mañana, es brillante y tiene una tonalidad rojiza, indica que habrá viento; por el contrario, cuando se escucha el canto de los pájaros piacarma señala que habrá calma.

Leyenda del Cristo del Pescador: Según la leyenda, en Los Puertos de Altagracia vivía un pescador que, debido a la mala suerte y a la miseria en que se encontraba sumido, siempre le echaba la culpa a Dios por su desdicha. Su mujer, en cambio, rezaba todos los días para que su esposo lograra mejor vida y desistiera de su actitud impropia. Una noche el pescador, llevado por la necesidad y pese al mal tiempo, tuvo que salir a pescar. Cuando se encontraba alejado de la costa una tormenta destrozó su vela, averió el bote y lo llevó a la orilla de una isla solitaria. Conforme los días pasaban nada se sabía del destino del pescador; éste al ver que se agotaba el alimento decidió adentrarse en el interior de la vegetación a ver si encontraba algo con que reparar el velamen destruido. Luego de mucho caminar, y a punto de desfallecer, recordó las palabras de su mujer que lo instaban a reconciliarse con Dios a través de la oración. Entonces, cansado se arrodilló en la arena y pidió a Señor que no lo dejara morir prometiéndole que si lo ayudaba a salir de esa situación no renegaría de él nunca más. Continuó su paso y divisó una pequeña choza, y sobre el techo de ésta una lona. Aligeró el paso para ver si había alguien dentro de la casa pero al no encontrar a nadie decidió tomarla y volver a la orilla donde estaba su embarcación. Cuando se disponía rasgarla para confeccionar unas nuevas velas se dio cuenta que en la misma estaba grabada la imagen de un Cristo. Abrumado por la imagen la dobló, la guardó y emprendió el regreso remando por las aguas, de pronto sintió como si el bote fuese empujado por unas manos invisibles que lo llevaron de vuelta a Los Puertos de Altagracia. En la orilla lo esperaba su mujer, quien le preguntó si se sentía mal. El pescador la abrazó con fuerza y lloró afanosamente, al tiempo que le respondió que había visto a Dios y como prueba de ello le mostró la lona. Su mujer se hicó frente a la lona y comenzó a rezar. Desde ese entonces la suerte del pescador cambió y se convirtió en un fervoroso creyente. Muchos aseguran que la imagen se encuentra en un asilo para mendigos de la capital zuliana y, por tal motivo se le conoce con el nombre de El Cristo del Pescador.

Aparición de San Antonio: La presencia de San Antonio en la región se debe, según los testimonios, a dos ancianos que llegaron a El Empalao con San Antonio, quienes le profesaban mucha fe y devoción al santo. Tiempo después uno de ellos muere y el otro se va a su sitio natal dejando todas sus pertenencias, incluyendo la imagen del santo. Tiempo después unos viajeros se acercaron a la casa al ver a un anciano al que quisieron ayudar, pues lo notaron solo y desamparado, pero este se negó. Ante esto lo dejaron seguir, pero tiempo después se contaba que éste era el espíritu del anciano muerto que rondaba el lugar. Años más tarde construyeron una iglesia de barro en este sitio.

Leyenda de María Acosta, la loca vidente: Dicen que para el año 1890 María Acosta desembarcó por la parte norte de Punta Icotea justo en el sitio donde estaba la planta de níspero de la familia Reyes, mucho antes del reventón del pozo de petróleo El Barroso II. Es una mujer que vivió en pueblo Aparte, Ambrosio, caminaba todos los días por el camino real predicando una repetición que decía: vienen unos hombres altos catires con botas grandes, que abrirán unos huecos en la tierra y un chorro botará. Esta mujer dormía fuera de la casa, sola en un corredor y sobre una tabla como almohada; usaba un pedazo de madera y como acompañante un machete. En Pueblo Aparte todos la querían, ya que en esa época, como ya se señaló, las familias vivían un cristianismo primitivo, ingenuo, que se enseñaba de padre a hijos y en el cual se practicaba la caridad cristiana bajo el lema: has bien y no mires a quien. María decía que hablaba con los pájaros y que eran ellos los que le transmitían lo que iba a pasar, sobre todo las paraulatas y el cristofué. Cuando despertaba el alba y el sol nacía, la paraulata entonaba sus trinos, María decía: ¿oyes lo que dicen?, y más tarde cuando el sol estaba despierto y cantaba el cristofué, hablaba con un gramófono y empezaba a traducir lo que el pájaro le decía. Un día esta mujer no apareció en el poblado, y la buscaron por todas partes y no la encontraron; formaron comisiones para seguir la búsqueda y a gritos en los montes del Empalao, Curso Colorado, Monte Arriba y hasta Catarsoma llegaron y no la encontraron. María Acosta se fue de Ambrosio como había llegado, ya que nadie sabía de donde venía y ni siquiera quien era. Es importante señalar que una minuciosa investigación oral permitió constatar que la fecha de desaparición de la loca vidente, como le decían muchos, fue el 5 de abril de 1912 aproximadamente. Se ha convertido en un mito local muy conocido entre los habitantes de toda la zona donde este personaje se desenvolvió.

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